22 de enero de 2012

Ansiedad, agorafobia, obsesión-compulsión...

"-Doctor me encuentro muy mal, no puedo dormir, comer, he dejado de hacer cosas porque...
-Tómese esta pastilla, verá usted como se le pasa"

¿Las emociones son patológicas?

Todos en algún momento nos sentimos ansiosos: ante un examen, ante un viaje, ante una noticia, etc. Así como todos en algún momento nos sentimos deprimidos, o enfadados, o eufóricos...

Los seres humanos pasamos por un amplio rango de emociones. Estas emociones existen porque cumplen un papel: por ejemplo, sentir ansiedad antes de un examen nos hace estar activados y ponernos a estudiar; estar tristes o enfadados nos puede indicar que hay algo que anda mal en nuestra vida y debemos cambiarlo, etc.

Sin embargo, las emociones pueden ser patológicas si son demasiado intensas, por ejemplo; si me pongo tan sumamente nervioso ante un examen que en mitad del mismo me da un ataque de pánico o me quedo en blanco.

¿Qué es la ansiedad patológica?

Una persona con ansiedad patológica definirá su estado como de “tensión”, una tensión que afecta a su vida (social, laboral, familiar, etc). Ésta tendrá varios componentes:

- Componente psíquico: tendrá miedos abstractos (por ejemplo, miedo a volverse loco, a que algo terrible le pase), el pensamiento estará acelerado, estárá hipervigilante ante cualquier señal de “posible” peligro (por ejemplo, gente que nunca ha sido hipocondriaca de repente se monitorizará cualquier síntoma corporal y lo interpretará como una enfermedad gravísima) y tendrá dificultades para concentrarse en las cosas cotidianas (sobre todo afectará también a la toma de decisiones).

Además se percibirá una impredecibilidad o incontrabilidad del futuro (“no hay nada que yo pueda hacer”). Esto hace que en muchas ocasiones se generen, además de ansiedad, síntomas depresivos.

- Componente corporal: molestias más o menos localizadas como: nudo en la garganta, dificultad para respirar, taquicardia, sensaciones de vértigo, sudores, escalofríos, entumecimiento, dolores de cabeza, tirantez muscular, etc.

- Componente conductual: Se evitan las situaciones temidas o se produce un bloqueo ante ellas, se utiliza la defensa agresiva, la búsqueda de protección o compañía, hiperactividad (golpecitos en la mesa, con la pierna, rituales), etc.

¿Soy distinto?¿Estoy loco?

Normalmente estos síntomas, cuando se tornan patológicos o conforman un cuadro de ansiedad con entidad (como una agorafobia, un ataque de pánico, claustrofobia, trastorno obsesivo compulsivo, etc) la persona no se siente comprendida por su entorno. La gente sin un trastorno de este tipo no podrá entender porqué su amigo no es capaz de salir a la calle, o por qué no puede parar de hacer un ritual, incluso se achacará la “culpa” a la persona: “nada, esto es cuestión de fuerza de voluntad, si hicieras no sé qué...”.

Estas personas no son cualitativamente distintas ni están locas, tienen las mismas emociones que el resto, sólo que su “intensidad” es demasiada. Por ejemplo, todos tenemos un miedo que se expresa en una manía (por ejemplo, cerrar la puerta por la noche para que no entren a robar), pero si lo hacemos 45 veces a lo largo de la noche y no dormimos del miedo ya no sería tan adaptativo.

Superar estos trastornos es posible con la ayuda adecuada: muchas veces se acude al médico, el cual nos da pastillas que camuflan los síntomas, pero que no ayudan a erradicar el problema; de hecho, muchas veces lo único que generan es una dependencia a los ansiolíticos, medicamentos que pueden generar adicción por sus propios mecanismos de acción. 

En cada caso particular habría que ver cuál ha sido la génesis de estos síntomas y por qué no se ha podido afrontar de forma adecuada. Se enseñarán técnicas para relajarse y se localizarán y cambiarán los pensamientos que están sirviendo de disparador de la ansiedad (“va a pasar algo malo”, “no puedo afrontarlo”, “me voy a desmayar”).  

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